AGRICULTURA
¿Es posible regar con agua de mar?
Según indican desde Aqua Maris, su estudio demuestra que no es el agua del mar en sí la que hace morir a las plantas, sino el modo en que se utiliza.
Para ello, basándose en el ejemplo de los pequeños islotes llenos de vegetación, han invertido el sistema de riego tradicional utilizado con el agua dulce, de arriba hacia abajo, empleando un sistema freático, haciendo llegar la humedad a la planta desde abajo. El pasado año de 2014, alumnas de bachillerato del colegio Mare de Déu del Carme, de Terrassa, en colaboración con la UPC (Universitat Politècnica de Catalunya) y la Fundación Aqua Maris de Badalona, estudiaron las posibilidades que ofrece el agua de mar para el riego de cultivos de tomate cherry y acelga.
El estudio trae a colación que, cuando hablamos de agua, solemos dar por sentado que hablamos de agua dulce, “cometiendo el gravísimo error de marginar al agua de mar, que es el 97 por ciento del total del agua en nuestro planeta”.
Aqua Maris pone sobre la mesa el dato de que el agua dulce es sólo el 3 por ciento del total; y de ésta sólo tenemos acceso a un 0,06 por ciento aproximadamente, porque el resto se encuentra entre glaciares, acuíferos profundos, tierras heladas y atmósfera.
El 70 por ciento de la poca agua dulce de que disponemos la consume el riego, el 20 por ciento se lo llevan los procesos industriales y tan sólo un 10 por ciento se aplica al consumo doméstico.
Ante la falta de agua dulce para poder conseguir los alimentos necesarios que puedan mantener a la humanidad en un futuro cercano, desde Aqua Maris y otras organizaciones están impulsando el reto de que al agua de mar se le otorgue la categoría que merece, no solo la de agua potable (que lo es o puede serlo) sino también la de mejor complemento mineral y mayor recurso hídrico de nuestro planeta.
Principios básicos
Si observamos la naturaleza con detenimiento y perspectiva se puede ver que nos está dando la clave en el asunto del riego. Nos muestra, en efecto, cómo montes y praderas sostienen su verdor sin necesidad de lluvia incluso durante meses. No ocurre lo mismo con los ajardinamientos que tenemos en casa o con los campos de los agricultores en los que una semana o quince días sin riego son nefastos para según qué cultivos. La clave está en la tierra, en las capas freáticas y los acuíferos que atesoran y administran el agua con la mayor eficiencia, guardando cada gota de lluvia y repartiendo el agua por las cuencas subterráneas de los ríos, regando indirectamente desde la montaña hasta el mar.
Pero el riego (desde arriba) es el método que la humanidad ha adoptado para hidratar y así dar vida a las plantas, imitando el modelo que tenía más a la vista: la lluvia. A lo largo de la historia la experimentación siempre se ha orientado por la premisa de que el agua tenía que venir de arriba, con lo que la línea ha ido siempre en la misma dirección. Y claro, como no podía ser de otra manera, la mayoría de intentos que se han hecho para regar con agua de mar han sido con el modelo general de riego, de arriba hacia abajo, con las nefastas consecuencias de quemar las plantas. Y si éstas aguantaban el agua de mar, con el tiempo el terreno quedaba saturado debido a la alta acumulación de sal, quedando así muerto e inservible para cualquier cultivo.
Desde siempre el mar ha regado las zonas cercanas a la costa, adentrándose bajo tierra (puede llegar a kilómetros) y manteniendo siempre húmedo el subsuelo, haciendo el mismo trabajo que los acuíferos de los ríos, con la única diferencia de ser agua de mar.
El ejemplo de los islotes
Hay otra situación que se da en la naturaleza donde vemos que especies vegetales no catalogadas como halófilas (o halófitas) son regadas únicamente con agua de mar. Hablamos de los típicos islotes que podemos ver en innumerables fotografías, en los que si bien nos fijamos, forzoso será concluir que toda la vegetación que tienen se sostiene con el riego que le proporciona el mar. Las plantas con una mayor capacidad para aprovechar el agua de mar se encuentran en las zonas más cercanas al mar, mientras que las otras se encuentran más al centro y en zonas más elevadas, aprovechando la continua humedad subterránea que le proporciona el agua de mar.
Conclusión
Desde Aqua Maris llegan a la conclusión de que los dos modelos que consideran más eficientes para regar con agua de mar y con los que intentan guiar sus investigaciones son los que nos muestra la naturaleza: creando una capa freática con agua de mar para mantener el subsuelo siempre húmedo o adaptando las plantas a la salinidad del agua de mar (como puede ser la acelga), cultivándolas en un suelo que tenga la capacidad de drenar el exceso de sales.
Los experimentos
Para conseguir el riego con agua de mar ha habido diferentes experimentos a lo largo de los tiempos, desde los monjes carmelitas de Sestao, que ya en el siglo XVII habían obtenido excelentes resultados en el cultivo de todo tipo de vegetales en terrenos arenosos con agua de mar, hasta en los yermos campos de Eritrea, donde el cultivo de la Salicornia ha convertido la región en un auténtico vergel.
Desde Aqua Maris indican que “nuestras experimentaciones están principalmente enfocadas al sistema de riego freático, con lo cual nos ocupamos más de entender el comportamiento del agua y los minerales bajo tierra, que del tipo de plantas que cultivamos”.
Riego exclusivo con agua de mar
Se trata de un jardín creado en 2006 con los principios básicos de riego mediante capa freática. En los 7 años que lleva, siempre se ha mantenido verde. Es la demostración más evidente de que realmente se puede usar el agua de mar para riego de cultivos o jardines.
“Aún falta mucho por conocer y experimentar, pero con esto hemos conseguido deshacernos del mito de que el agua de mar mata las plantas. Lo importante es aprender a utilizarla y conocer el funcionamiento que tiene en distintos tipos de terreno” afirman los investigadores.
Jardín escalonado
Dispositivo de tres niveles para comparar el rendimiento de una misma especie a diferentes distancias del agua, para demostrar que lo más importante no es la planta, sino el terreno.
“En esta prueba pudimos observar que el mismo tipo de semilla de rúcula experimentaba crecimientos totalmente distintos según el nivel. Hay que añadir que lo más sorprendente de todo fue que el sabor cambiaba en función de la distancia al agua de mar”, resaltan los encargados del experimento.
Bidón de arena cultivable
Dispositivos hechos con un bidón de plástico de 1000 litros cortado por la mitad. Con esto se pretende hacer un sistema de riego para zonas desérticas con el mínimo coste posible. Los bidones únicamente contienen arena de playa y una entrada de agua de mar.
Terrario de metacrilato
Se trata de un terrario cerrado herméticamente con agua de mar, arena de playa y dos centímetros de tierra fértil en la superficie.
El agua de mar que hay en el fondo humedece todo el terreno. Gracias a la evaporación, en el techo del terrario se condensa una gran cantidad de agua, lo que produce una lluvia diaria de agua dulce a partir del agua de mar evaporada. Esto permite conseguir un riego permanente y un alto nivel de humedad.
Se ha mantenido cerrado durante cinco años y hoy todavía mantiene algunas pocas plantas con vida.
Riego con agua hipotónica
Al hablar de agua hipotónica se hace referencia a una mezcla aproximada de entre un 2 y un 10 por ciento de agua de mar en agua dulce.
Los investigadores de Aqua Maris indican que “este tipo de riego lo estamos realizando entre una y dos veces por semana, en plantas regadas normalmente con agua dulce de la red. El objetivo es remineralizar el terreno y aportarle a la planta la variedad de minerales que ofrece el agua de mar, evitando en todo momento una sobresaturación de sales. Por el momento los resultados están siendo muy buenos: incluso algunas plantas que estaban decayendo se han recuperado.
El estudio de Tarrasa
El pasado 20 de abril de 2014, Andrea Navas, Beatriz Palomares y Carla Miró, tres alumnas de bachillerato del colegio Mare de Déu del Carme de Terrassa, en colaboración con la UPC (Universitat Politècnica de Catalunya) y la Fundación Aqua Maris de Badalona, deciden centrar su trabajo de final de curso (Treball de Recerca) en estudiar las posibilidades que ofrece el agua de mar para el riego de cultivos.agua-mar-riego-2
El experimento en cuestión lo han llevado a cabo con la plantación de tres especies comestibles en dos depósitos de fibra de vidrio. Han plantado acelgas, diente de león y tomateras clase “cherry”. Estos depósitos han sido acondicionados para mantener en su base el agua de mar siempre a una altura determinada, justo en contacto con la tierra, pero sin inundarla, gracias al desagüe practicado a la altura conveniente. Los dos dispositivos comparten el mismo sustrato más profundo (el que está en contacto con el agua de mar) de grava fina (entre 1 y 4mm.), pero el resto del sustrato es distinto en cada dispositivo: uno tiene un tipo de sustrato fértil convencional (el que se utilizaría en cualquier cultivo ordinario), y el otro es de tierra arcillosa muy escasa en nutrientes.
Cada dispositivo se divide a su vez en tres secciones, en las que varía la distribución de grava y sustrato en distintas proporciones (25%, 50% y 75%). El propósito de este experimento a pequeña escala es comprobar si es viable el cultivo de estos tres tipos de plantas regándolas única y exclusivamente mediante una capa freática artificial de agua de mar (a excepción de las lluvias). También se comprobará el efecto que produce el alto grado de mineralización del agua de mar (36 gramos de sales por litro) en el desarrollo y en la composición final (cenizas) de las plantas.
Esta experimentación, sumada a otras que se han llevado a cabo o se están realizando, puede servir para abrir nuevas líneas de investigación en la aplicación del agua de mar en agricultura.