ENERGÍAS SOSTENIBLES
Bitcoin y el consumo de energía: ¿un problema o una oportunidad para el cuidado de nuestro ambiente?
Existen distintas blockchain con procesos de validación diferentes al de Bitcoin, que requieren de un menor consumo energético y que muestran las posibilidades de un desarrollo aún más sustentable de esta tecnología.
El 13 de mayo de 2021, Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX, la persona más rica del mundo, cuestionó a través de su cuenta de Twitter el consumo de energía que implicaba la minería y las transacciones de Bitcoin. "Las criptomonedas son una buena idea... pero no puede ser a expensas de un gran coste para el medio ambiente", afirmó quien meses atrás había comprado 1.500 millones de dólares en Bitcoin.
¿Por qué la criptomoneda más valiosa requiere de un consumo relativamente alto de energía? Bitcoin funciona sobre una base de datos descentralizada, llamada blockchain. Esta red, compuesta por bloques de información que conforman una cadena que se conectan entre sí mediante un número de identificación único e irrepetible, el “hash”, posee un método de validación para la creación de sus bloques denominado “prueba de trabajo” (PoW, por sus siglas en inglés), donde los mineros agrupan las transacciones que hacen los usuarios creando los bloques de información.
Cuando hay un bloque completo y listo para añadir a la cadena, el minero debe resolver un complejo algoritmo matemático probando números de forma aleatoria. Este tipo de validación usa un enorme poder de procesamiento, que requiere de una gran cantidad de energía.
Ahora bien, este consumo, ¿implica necesariamente un perjuicio para el ambiente? Si analizamos los datos de producción mundial de las energías renovables, observamos que la hidráulica es de 4164 TWh, cantidad que podría alimentar toda la red Bitcoin 64 veces. La energía producida a través de biocombustibles y residuos es de 577 TWh, 9 veces lo que consume la red. ¿Y la energía solar y eólica? 1405 TWh, 22 veces. En El Salvador, donde Bitcoin es moneda de curso legal desde el 7 de septiembre pasado, se utiliza energía limpia y renovable de los volcanes, extraída de la planta geotérmica de Berlín, a 112 kilómetros de la capital.
Otro ejemplo: con la cantidad de electricidad consumida cada año por dispositivos domésticos encendidos pero inactivos, solo de los Estados Unidos, se podría alimentar la red de Bitcoin durante 3 años y medio. ¿El problema es el grado de consumo del funcionamiento de la blockchain? El fomento a nivel mundial de la producción de energía sustentable y la promoción de una educación ambiental que brinde información y conocimiento en torno a la incidencia de nuestras acciones sobre el planeta es, hoy en día, el principal desafío para cambiar una tendencia mundial climática crítica.
La tecnología blockchain, inaugurada por Bitcoin, está siendo aplicada hoy en ámbitos sumamente diversos y ajenos a los criptoactivos. Dada sus características, que la vuelven una base de datos descentralizada, transparente, segura e inmutable, distintos organismos, estatales y privados, nacionales e internacionales, comenzaron a implementarla y estudiar su potencial. Existen distintas blockchain con procesos de validación diferentes al de Bitcoin, que requieren de un menor consumo energético y que muestran las posibilidades de un desarrollo aún más sustentable de esta tecnología.
Incluso nuestra reciente Ley de Cambio Climático refiere a sistemas de registros para almacenar distintos tipos de información que, si esos datos son resguardados sobre una blockchain, serían más confiables y resistentes a la corrupción humana. Como señala la normativa, poseer datos transparentes, trazables y públicos colaborarán en la generación de conciencia y responsabilidad por parte de la ciudadanía, sustento fundamental para las iniciativas que emprendamos para cuidar y preservar nuestros recursos naturales.
Fuente: https://www.perfil.com/