INTERÉS GENERAL
En Argentina, 120 investigadores generan indicadores de calidad del suelo
En 25 unidades del INTA, junto a otras instituciones, identifican y analizan indicadores para el monitoreo de la sustentabilidad de los sistemas productivos.
Con la mirada puesta en los crecientes procesos de degradación de los suelos en tierras incorporadas recientemente a la actividad agropecuaria, como en aquellas con historia agrícola, ganadera y forestal, desde el INTA se investiga para generar protocolos de monitoreo de la calidad del suelo.
Desde el proyecto específico, enmarcado en el Programa Nacional Suelos, con más de un centenar de investigadores involucrados al que se integran extensionistas, se identifican y analizan en todo el país indicadores de calidad del suelo para el monitoreo de la sustentabilidad de los sistemas productivos.
La línea de investigación integra en su desarrollo a 25 unidades del INTA, 8 Universidades Nacionales y 5 organismos, entre centros -nacionales y del extranjero, y aborda en 6 ecorregiones “la generación de conocimientos relacionados con la potencialidad y resiliencia de los suelos dentro de su agroecosistema, un hecho clave y necesario”, destaca Marcelo Germán Wilson, coordinador del proyecto.
A partir de considerar una mirada integral del ambiente, surgieron preguntas “para conocer cómo son afectadas las funciones y los procesos que ocurren en el suelo ante distintos usos y tiempos de aplicación”, dice el investigador de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná.
La detección temprana de la degradación del suelo por erosión, compactación, pérdida de materia orgánica, sobrepastoreo, acidificación, salinización, sodificación, como su previsión, constituyen demandas de los productores agropecuarios que requieren ser atendidas.
En Argentina el cambio en el uso de la tierra y su intensificación, según Marcelo Wilson, puede tener “consecuencias no planificadas a nivel local y regional”. Una situación preocupante, ya que la degradación de los recursos naturales compromete la sustentabilidad de los sistemas productivos.
Para cuantificar la magnitud y la tendencia del impacto sobre estos recursos, se requieren índices e indicadores de calidad ambiental.
“Los indicadores permiten monitorear el funcionamiento del ambiente y es necesario establecer rangos o umbrales, con el objetivo de generar herramientas para el diagnóstico de calidad del suelo y elaborar propuestas de medidas correctivas de los procesos de degradación”, señala Wilson, doctor en Ciencias de la Tierra y Medio Ambiente.
La importancia de indicadores de calidad del suelo
Se emplean en el desarrollo de protocolos de monitoreo con el objetivo de generar alertas tempranas de procesos de degradación y la planificación de los sistemas productivos sustentables en las ecorregiones.
También existen protocolos de monitoreo de la calidad de suelo desarrollados en otros países y necesitan ser validados y ajustados a las condiciones del país. En este sentido, el proyecto cuenta con un módulo de trabajo a cargo de la Ing. Natalia Mórtola, del Instituto de Suelos de INTA Castelar. De acuerdo a Wilson, para el monitoreo, se requiere contar con “la definición de zonas homogéneas, preferentemente a nivel de serie o de unidades de perfil, para poder comparar lotes o áreas que presenten características propias similares”.
Además, disponer de “herramientas como las empleadas en agricultura de precisión, combinadas con otras de cartografía o rescatar metodologías desarrolladas localmente por los equipos de INTA en las diferentes regiones del país”, destaca el investigador y agrega que la actividad -en el proyecto- está a cargo de la Ing. Marisa Domenech, de la EEA Chacra Barrow.
Para avanzar en el desarrollo de los indicadores y establecer sus valores umbrales, el INTA cuenta con una red de ensayos de larga duración a escala nacional que evalúa el efecto a mediano y largo plazo de los sistemas productivos sobre el suelo. Esta red provee información de utilidad referida a rendimiento en grano de cultivos, producción de biomasa y performance de los suelos; donde se trabaja de manera articulada con el Programa de Cereales y Oleaginosas.
Por su parte, una de las tareas del equipo de investigación consiste en interpretar la dinámica que adquieren los suelos ante diferentes escenarios de rotaciones, secuencias de cultivos y labranzas, para lo cual desarrolla una base de datos en un módulo a cargo de la Ing. María Cristina Sánchez, de la EEA Santiago del Estero.
De este modo, los investigadores cuentan con herramientas para detectar la tendencia tanto al deterioro como a la recuperación de la calidad del suelo, para hacer posible la definición de los valores de los indicadores.
A nivel nacional el proyecto articula con 23 Proyectos Regionales con Enfoque Territorial (PRTs) pertenecientes a 12 Centros Regionales de INTA, los cuáles atienden la temática sobre indicadores de la calidad del suelo en todas las ecorregiones.
Proyecto de alcance nacional
Lo integran las Estaciones Experimentales Agropecuarias Integrada Barrow, General Villegas, Pergamino, Balcarce, Marcos Juárez, Bordenave, Sáenz Peña, Paraná, Santiago Estero, Anguil “Guillermo Covas”, Manfredi, Las Breñas, Este de Santiago del Estero, Catamarca, Mendoza, Oliveros, Famaillá, Corrientes, Salta, Hilario Ascasubi, Alto Valle, Bariloche, Montecarlo, Cerro Azul y el Instituto de Suelos de Castelar.
Participan la Universidad Católica de Santa Fe, Universidad Nacional de Mar del Plata, Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos, Universidad Nacional de Rosario, Santiago del Estero, Lomas de Zamora, Salta, CONICET, Fundación ArgenINTA, Universidad de la Coruña, Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires y de la Producción de Catamarca.