INTERÉS GENERAL

Uruguay empieza a poner la mirada en su recurso principal

Desde una cartografía que detalle el campo natural hasta la venta de carne, cobra cuerpo una estrategia para conocer y valorizar las praderas naturales

 

Los consumidores más sofisticados del mundo lo admiran, los productores empeñados en bajar costos lo tienen por aliado, en Oceanía han mejorado sus especies y las venden en el mundo, pero Uruguay al campo natural recién está empezando a prestarle la atención que merece.

Este ecosistema ocupa 64% del área del país donde desde el inicio de la economía uruguaya genera carne vacuna, ovina y lana competitivamente tanto por el bajo costo de producción como por las posibilidades cada vez mayores de diferenciación que eso ofrece.

Sin embargo, su área se redujo en casi un millón de hectáreas entre 2000 y 2011, lo que enciende una luz de alerta. En la contracara, el crecimiento del rodeo vacuno en el país hace pensar en la necesidad de sistemas de producción cuidadosos del ambiente y atractivos por su rentabilidad. Y también en cómo intensificar la producción del milenario campo uruguayo. Con ella, el eslogan Uruguay natural se concreta.

La gran oportunidad está en la creciente valoración en el mundo para la carne producida en campos naturales y con especial atención al bienestar animal. Hoy se abren nichos de mercados sofisticados que están dispuestos a pagar más por productos con estas cualidades. Prueba de ello es un acuerdo con Estados Unidos para el envío de Carne Uruguaya Certificada producida en pastizales, que ya está en marcha.

Intensificar y preservar
El área de campo natural se redujo en casi un millón de hectáreas entre 2000 y 2011, según el Censo Agropecuario de 2000. Si antes representaba el 76% del área productiva del país, con 11,6 millones de hectáreas, los datos más recientes marcan un descenso de más de 10%, con 10,5 millones de hectáreas (64,3%) en 2013. La intensificación productiva trae aparejada la sustitución del campo natural, con consecuencias como la pérdida de diversidad de plantas y animales nativos.

Pero también en las zonas en las que no se modifica el tapiz hay problemas. La principal causa de degradación del campo natural es el sobrepastoreo. La carga vacuna ha crecido de forma sostenida en los últimos cuatros años.

En 2013-2014 la dotación vacuna aumentó un 4% con respecto al ejercicio pasado, en las empresas que participan del Programa de Monitoreo de Empresas Ganaderas del Plan Agropecuario (IPA). Cuando se conozcan los datos de población de 2014 se confirmará una población récord de 12 millones de vacunos. “Un dato a tener presente y para estar alerta: cuidado con este aumento de dotación  si hay un revés climático”, advirtió el técnico de IPA, Carlos Molina, responsable del Programa de Monitoreo.

Gradualmente, instituciones públicas y privadas están en la tarea de promover un uso más eficiente de este recurso. El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca elabora en la actualidad un mapa cartográfico del campo natural –inédito hasta el momento– que permitirá medir la productividad, similar al índice Coneat. 

Alianza del Pastizal
“La productividad del campo natural es de techo desconocido”, señaló Esteban Carriquiry, asesor ganadero y coordinador de la Alianza del Pastizal.

“Ningún tambero maneja sus praderas o verdeos bajo pastoreo continuo. Sencillamente porque le costó, lo valora y le saca el máximo provecho, con franjas diarias, pastoreos controlados y carga ajustada. No ocurre lo mismo con el campo natural que ha soportado décadas de sobrepastoreo y mal manejo” agregó.

En 2006 se concretó la primera iniciativa regional para la conservación de los pastizales naturales, denominada Alianza del Pastizal. La organización la integran representantes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Entre otras actividades, asiste a productores para que valoricen el campo natural y mejoren el manejo.

A su vez, en junio de 2013 comenzó a funcionar la Mesa de Ganadería sobre Campo Natural que promueve los sistemas de explotación sustentables y tiene como tareas definir qué área queda de campo natural, caracterizar las comunidades vegetales y estudiar su comportamiento.

Para el presidente de la Mesa y técnico del IPA, Marcelo Pereira, el mayor desafío es aumentar la producción en base a campo natural de forma sustentable. “Producir más y satisfacer las necesidades de la familia rural con la restricción de que el recurso campo natural se conserve”, señaló.

Biodiversidad y bajos costos
Diego Echenique, productor ganadero de la zona de Sarandí del Yi, en Durazno, considera que el principal valor agregado al trabajar con campo natural es la estabilidad ante dificultades climáticas.

Aunque no produce todo a partir del campo natural, contar con una fracción le permite sobrellevar de mejor manera condiciones adversas, como una sequía. “Sé que es algo mejorable y siempre va a más, sé que tiene mucho potencial”, dijo. Según su experiencia, aunque los márgenes son diferentes a los que proporcionan las explotaciones intensivas, se puede lograr buena productividad.

La productividad a pasto natural tiene un rendimiento menor de materia seca que las praderas y verdeos. Un aumento de 10% de la productividad del campo natural representaría aproximadamente US$ 10/ha de ingreso neto, con muy bajo costo y buen gerenciamiento, dijo Carriquiry.

“Nosotros proponemos que se lo valorice. Quien no sabe hacerlo piensa que el único camino es el reemplazo por otra cosa, y eso encierra la más cruda ignorancia”, acotó.

También Cristina Martínez, una pequeña productora ganadera de Marmarajá, en Lavalleja, habló de su experiencia. Para ella, trabajar con campo natural es una apuesta a la conservación de un ecosistema cada vez más pequeño en el país. Tiene 20% de área con cobertura (siembra de pasturas introducidas sin romper el campo), con Lotus Rincón y Lotus Maku. “Da la posibilidad de producir 100% de forma natural. Hacemos destete precoz, con 60 días a ración. Producir sobre tapiz natural es una garantía para el consumidor”, señaló.

Producción de carne
Carriquiry está convencido de que la certificación de la carne producida en campo natural es otro elemento que sintoniza con el de Uruguay Natural. Alianza del Pastizal cuenta con un Consejo de Certificación de Carnes del Pastizal (CCCP), cuya meta es registrar el sello de Carnes del Pastizal en los cuatro países de la región.

En Uruguay, Alianza del Pastizal ha certificado 180 predios. En una primera etapa, Carnes de Pastizal solo reconocerá animales que cumplieron su ciclo completo (cría y engorde) en estos campos certificados. Posteriormente, el CCCP evaluará la habilitación de ciclos parciales: animales criados en campos certificados con engorde en propiedades no certificadas, en ausencia de esquemas de encierre a corral; y animales engordados en campos certificados, pero procedentes de campos no certificados. 

En setiembre pasado, Alianza del Pastizal firmó un acuerdo de cooperación con el Instituto Nacional de Carnes (INAC) con el objetivo de contribuir al agregado de valor a los productos cárnicos bovinos de exportación a través de certificaciones conjuntas, junto a tareas de capacitación de los técnicos y productores involucrados que permitan un flujo comercial sostenible. 

Paso a paso, el campo natural se encamina a unir dos objetivos aparentemente disimiles: bajar costo de producción agregando valor al producto. (Producción: Cecilia Ferreira).

Cartografiar y comunicar
Sobran los dedos de una mano para mencionar a la gente que sabe de campo natural. En esos términos se pronunció el ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, en el encuentro de ganaderos del pastizal realizado en Tacuarembó. Además, enfatizó en las dificultades para trasladar esos conocimientos a las nuevas generaciones. “Los que sabían manejar el campo natural eran los viejos capataces de estancias”, dijo. Y agregó que hay mucho para hacer desde las políticas públicas. Comparó los servicios cartográficos de Coneat con lo que se hará con la cartografía de pasturas por unidades de suelo dentro del objetivo más general de generar sistemas de información. Una de las capas del futuro Sistema Nacional de Información Agropecuaria será esa cartografía del campo natural: “Que el agrónomo que entre a un campo sepa que dentro de una unidad de suelo hay dos o tres comunidades vegetales diferentes que requieren un manejo diferente”. En lo comercial adelantó que seguramente  antes de fin de año EEUU reconocerá la marca Uruguayan open range beef, es decir, carne uruguaya producida a campo abierto. “Uruguay debe saber que esto existe”, enfatizó Aguerre en el cierre de su intervención, y remarcó que “en el país más agropecuario del planeta no hay conciencia de esto, hay que acercarle información al uruguayo urbano que no tiene idea”.

 

FUENTE EL OBSERVADOR

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