La carga económica y humana de este trastorno está poniendo una enorme presión sobre los sistemas de salud y las sociedades. Encontrar estrategias eficaces que la impidan es de suma importancia. La nutrición puede ser central en la prevención o ralentización del deterioro cognitivo y AD. Entre los nutrientes, la vitamina E es el principal antioxidante no enzimático soluble en lípidos en el cuerpo humano, y tiene un papel importante en la protección del cerebro contra el daño mediado por radicales libres.
La vitamina E incluye cuatro tocoferoles y cuatro tocotrienoles, llamado α, β, γ y δ. La mayor investigación de la vitamina E se ha centrado principalmente sólo en α-tocoferol, con resultados contradictorios. Sin embargo, el aumento de los conocimientos sobre las propiedades biológicas de la vitamina E proporciona un fuerte argumento de que otras formas de vitamina E, más allá de α-tocoferol, pueden ser importantes para la prevención de AD. Todas las formas de vitamina E actúan como antioxidantes, y cada forma muestra las funciones biológicas únicas, incluyendo la actividad anti-inflamatoria y la modulación de la señalización celular que puede mediar en la pérdida de células cerebrales.
A fin de proporcionar una nueva visión sobre el papel de la familia de la vitamina E en AD, un estudio multicéntrico en Europa puso de manifiesto que los niveles plasmáticos reducidos de todas las formas de vitamina E y el aumento de los niveles de sus marcadores oxidativos/nitrosativos pueden ser indicadores para el desarrollo de MCI y AD. En dos estudios longitudinales basados en la población de adultos mayores que viven en los países nórdicos encontraron una menor incidencia de deterioro cognitivo y Alzheimer en sujetos con niveles plasmáticos elevados de diversas formas de vitamina E.
Estos resultados sugieren que se necesita una ingesta equilibrada de las diferentes formas de vitamina E para lograr neuroprotección. Esto implica que el uso de suplementos de vitamina E se merece un nuevo examen cuidadoso, ya que la composición suplementos de vitamina E sigue siendo un tema de debate. De hecho, por lo general contienen sólo una forma de vitamina E (α-tocoferol). Los suplementos α-tocoferol se han probado en ensayos controlados aleatorios, con resultados contradictorios. Por otra parte, la ingesta de altas dosis de suplementos de α-tocoferol se ha asociado con un aumento de accidente cerebrovascular hemorrágicos y el riesgo de mortalidad.
En general, estos resultados justifican una mayor investigación sobre el papel de la vitamina E en el año, para definir mejor las estrategias preventivas basadas en las recomendaciones dietéticas.
Fuente: Food News Latam® www.foodnewslatam.com