INTERÉS GENERAL

2015, Año Internacional de los Suelos

5 de diciembre, la comunidad mundial conmemoro el Día Mundial del Suelo, una fecha elegida durante la 68.ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, cita en la que también se decidió designar al ejercicio 2015 como el Año Internacional de los Suelos (AIS2015), cuya campaña de presentación arranca hoy de manos de la FAO.

 

 

Esta decisión supone un gran avance en la apuesta por la conservación de los recursos naturales. De hecho, llevó dos largos años de trabajo bajo el liderazgo de Tailandia y el apoyo de la Alianza Mundial por el Suelo informar y convencer de que el suelo es un recurso vital que requiere la urgente atención de todos los gobiernos para poder hacer frente a los retos globales actuales y futuros que la humanidad tiene por delante para garantizar la seguridad alimentaria, la adaptación al cambio climático, la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible.

Según explican desde la FAO, «el objetivo del AIS es crear conciencia acerca de la importancia de contar con unos “Suelos sanos para una vida sana”» Para ello, la comunidad científica de los suelos a escala mundial se ha comprometido a promover la gestión sostenible de nuestros aliados silenciosos, los suelos, y a concienciar a la opinión pública a este respecto. Así, hoy tendrán lugar en distintos países actos especiales para conmemorar el Día Mundial del Suelo y el Año Internacional de los Suelos.

«Los suelos son de enorme importancia para la producción mundial de alimentos, pero no prestamos la suficiente atención a este "aliado silencioso", ha advertido recientemente el Director General de la FAO, José Graziano da Silva.

«Los suelos sanos no solo constituyen la base para los alimentos, combustibles, fibras y productos médicos, sino que también son esenciales para nuestros ecosistemas, desempañando un papel fundamental en el ciclo del carbono, almacenando y filtrando el agua, y mejorando la resiliencia ante inundaciones y sequías», según el máximo responsable de la FAO.

«Hoy en día, más de 805 millones de personas padecen hambre y malnutrición. El crecimiento demográfico requerirá aumentar la producción alimentaria en aproximadamente un 60 %. Dado que una gran parte de nuestros alimentos depende de los suelos, es fácil comprender lo importante que resulta mantenerlos sanos y productivos», defiende Graziano da Silva. «Por desgracia, un tercio de nuestros recursos mundiales de suelos se está degradando y la presión humana sobre ellos está alcanzando niveles críticos, reduciendo, y en ocasiones eliminando, las funciones esenciales del suelo».

 

Degradación del suelo

En concreto, los expertos de la FAO estiman que un tercio de todos los suelos se degradan, debido a la erosión, compactación, obturación, salinización, agotamiento de la materia orgánica y los nutrientes, acidificación, contaminación y otros procesos causados por prácticas insostenibles de gestión del suelo.

Por ese motivo, es determinante que se adopten nuevos enfoques.

«La superficie mundial de tierra cultivable y productiva por persona equivaldrá en 2050 a solo una cuarta parte del nivel de 1960», prevén desde la FAO. Dado que un centímetro de suelo puede tardar hasta 1000 años en formarse y con un 33 % de todos los recursos mundiales de suelos degradados y la creciente presión humana, estamos a tiempo de actuar para evitar que se alcancen unos niveles críticos.

Mayor inversión en la gestión sostenible del suelo es algo urgente. «Se necesita para lograr la seguridad alimentaria y la nutrición, la adaptación y la mitigación del cambio climático y el desarrollo sostenible en general», en palabras del portavoz de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

Cabe recordar que al menos una cuarta parte de la biodiversidad mundial habita bajo tierra, donde, por ejemplo, la lombriz de tierra es un gigante al lado de pequeños organismos como bacterias y hongos. Estos organismos -incluidas las raíces de las plantas- actúan como los agentes principales que impulsan el reciclaje de nutrientes y ayudan a las plantas mejorando la ingesta de estos, contribuyendo a su vez a la biodiversidad por encima del nivel del suelo.

Una mejor gestión puede asegurar que estos organismos -que habitualmente pasan inadvertidos- aumenten la capacidad del suelo para absorber carbono y mitigar la desertificación, de forma que incluso pueda capturarse más carbono, ayudando a compensar las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la agricultura.

 

Cartografía de la tierra

 

En el marco del AIS2015, la FAO ha implementado más de 120 proyectos relacionados con el suelo en todo el mundo y ha elaborado junto a la Unesco el Mapa Mundial de Suelos. Entre las prioridades más urgentes están la actualización, normalización y accesibilidad al conocimiento mundial de los tipos y distribución del suelo.

Asimismo, se han puesto en marcha una serie de iniciativas, incluyendo el lanzamiento de la Alianza Mundial por el Suelo, que ha constituido el Fondo para suelos sanos como su brazo operativo.

 

Fuente:

Mercados de Medio Ambiente.

 

 

 

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