Pese a que diversos estudios señalen que las nueces, y los frutos secos, aportan grandes beneficios para la salud, tratamos de evitarlos a toda costa por su alto contenido calorico y graso. Ante todo, las nueces destacan por su riqueza en ácido linoleico y alfalinoleico, los omega 3 de origen vegetal que el organismo no puede fabricar a través de otras sustancias.

El consumo regular de nueces reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovascularesy ayuda a regular la tensión arterial. Además, han demostrado ser eficaces para reducir el colesterol LDL (el “malo”) y favorecer el tránsito intestinal, dado que son una gran fuente de fibra.

Las nueces son conocidas por sus propiedades antioxidantes y alto nivel de proteínas. En su composición también abundan minerales y oligoelementos como el fósforo, el magnesio y el calcio, los cuales están implicados en numerosos procesos corporales.

Hay muy pocos alimentos tan exquisitos y completos nutricionalmente como las nueces. Es cierto que proporcionan una cantidad elevada de calorías (más de 700 por cada 100 gramos), pero tienen cabida en cualquier dieta. Como alimento saciante, contribuyen a eliminar la sensación de hambre y cubren el antojo o las ganas de picar entre horas aperitivos insanos. Protegen al corazon y ayudan a llevar un estilo de vida saludable.

Para completar sus beneficios como fruto seco pluscuamperfecto, también son ricas en ácido fólico, de vital importancia para las mujeres embarazadas.

Lamentablemente, la gente no consume suficientes nueces por temor a engordar. ¿Vas a renunciar a todos estos beneficios? Toma un puñado como tentempié o sustituye otros alimentos grasos que no aportan nutrientes de calidad ni energía por deliciosas nueces.