El brócoli, también conocido como brécol o bróculi, pertenece a la familia de las crucíferas, la cual engloba a la col y la coliflor. Despierta la atención de la comunidad científica más que cualquier otra hortaliza por ser la que presenta mayores propiedades anticancerígenas, según constatan numerosos estudios cientificos. Considerado un superalimento por su riqueza en betacarotenos, vitamina C, fósforo, calcio, potasio y hierro, destaca por su acción preventiva sobre múltiples enfermedades.

En el ámbito de la nutrición, el brócoli ayuda a combatir la anemia ocasionada por la falta de hierro. Por tanto, debería estar incluido en la dieta habitual de personas que necesitan un alto aporte de ácido fólico y hierro, como embarazadas, mujeres en período de lactancia o con menstruaciones abundantes.

El brócoli también es adecuado en casos de estreñimiento por su alto contenido en fibra. Favorece la defecación y aumenta la sensación de saciedad, de manera que reduce la tentación de picar entre horas.

Por su bajo aporte calórico y alto poder antioxidante y depurativo, es ideal en dietas de adelgazamiento. Concretamente, unos 100 gramos de brócoli aportan tan solo 39 calorías, 4,5 gramos de proteínas y 2 de los 15 miligramos de la cantidad diaria de hierro recomendada para las mujeres. Hay que tener en cuenta que al contener un elevada dosis de potasio, el brócoli ayuda a contrarrestar los niveles de sodio y a prevenir la retención de líquidos.

Dadas sus propiedades antioxidantes, esta hortaliza anticancerígena también favorece el buen estado de la piel, las uñas y el cabello, ayudando a reducir los síntomas de las patologías que les afectan: acné, manchas, arrugas, etc.

A la hora de comprarlo, elige los que estén completamente verdes y compactos. El brócoli se conserva durante dos o tres días en el frigorífico. Como se presta a multitud de preparaciones, puedes cocinarlo al vapor, hervido, a la plancha, gratinado o, incluso, consumirlo crudo.

FUENTE MUYENFORMA